De San Valentín y corazones rotos

La base del carácter es la fuerza de voluntad, dice Oscar Wilde...

Estás cuando cierros los ojos,
cuando sueño en las estrellas,
estás.
En cada nota que el piano canta,
En el vacío inagotable de mi tristeza descansas...
Ayer te ví en mis sueños y desperte deseando un poco de tí
Y queriéndote más que ayer.
¿Por qué el dolor de no saberte cerca, me hace sentirme amada?
¿Es que me acabé las bengalas de toda una vida amándote un instante?
Fugáz y eterno eres.






Mi corazón; el precio más doloso que pago por amarte, en la amarga nota, encuento dulzura, la misma que encuentro en tus ojos cuando reflejan las estrellas, la misma amargura que me desgarra con tu indiferencia.

El no sabrte cerca, pero tampoco lejos, el saber que no puedo acercarme no por estar imposibilitada para hacerlo, si no el saberte desganoso de ello.

Aún así, dos palabras tuyas, pueden hacerme perder la razón; que toda mi amargura, se convierta en un hilo dulce y delicioso que recorre toda mi piel, llenando de luz y alegría mis sentidos.

Esas ganas de ser de tí aunque tú no seas de mí.

Esa debilidad que tu aliento cerca de mi cara le provoca a mis rodillas,
y el viaje instantáneo que recorro cuando me besas; el mismo que se termina cuando me cierras la puerta en la nariz.

Nadie es más culpable que yo.

Y aún así, la triste canción de armónica, me hace caminar otra vez en los recuerdos floridos y armoniosos de atardeceres lluviosos y calles infinitas que caminamos juntos, donde soñamos un mundo distinto, donde todo era diferente a lo que es, donde fuimos todo y penosamente, terminamos en nada.

En verdad te pertenezco, y es porque así lo decidí.

Desde aquel día que por voluntad m entregué a tí; como nunca antes lo había hecho con nadie.
Ahora sé que en realidad nunca tuvo nada grandioso para tí, pero aún creyendo que mi corazón era de mentiras, decidiste tomarlo no sé porque razón.

Hoy sigo siendo en verad tuya, aunque tú no seas más mío.

De San Valentín y corazones rotos; hoy ya no quiero hablar. Me hubiera bastado con una mirada sincera de tus brillantes ojos y un beso con verdadero amor implícito y nada más.

Mi caja de cerillos, ya se inflamó por completo.
Hoy sólo me queda aferrarme a la luciérnaga que brilla con un poco de esperanza dentro de esta espesa obscuridad.

El piano volvio a cantar la misma canción que cantaste cuando me robaste el corazón...

No se puede conquistar, lo que no quiere ser conquistado...

Pero sabes?

Aún guardo la esperanza de seguir viva en algun lugar dentro de tu corazón.

Efectivamente hoy día aún te amo.

De San Valentín y corazones rotos ya no quiero seguir hablando.

Comentarios

  1. Que bueno que te guste, guste, tu blog es tambien interesante!!

    ResponderEliminar
  2. espero que lo visites a menudo y que dejes comentarios via mail.

    me gusta la pasta italiana, y a ti?
    aunque no le hago el feo a un te de jazmin...
    un abrazo!!

    ResponderEliminar
  3. Tambien me gusta la pasta italiana...
    y tambien el té de jazmin...

    Aunque nada como un chocolate que me llena de alegria el corazón...
    Una copa de vino, buen jazz y alguien con quien platicar..
    Que tal tu dia?

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Tell me what you say??

Empty Half Life